En la celebración de los 70 años de Marymount School Medellín también hay un espacio para el diálogo en torno a la formación y su impacto en el desarrollo social. El 5 de marzo se llevó a cabo el foro Educación Pertinente para un Mundo Cambiante, en el que se reunieron académicos de diversas disciplinas para aportar sus visiones y sus reflexiones.
Conversaron sobre cómo adaptar la educación a los diversos contextos y cómo preparar a los estudiantes y a los formadores para asumir los desafíos y las oportunidades del futuro.
Entre los participantes estuvo presente el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien en su intervención inicial no dudó en abordar uno de los retos más apremiantes que enfrenta el sistema educativo: la tasa de deserción escolar que ha alcanzado niveles preocupantes en los últimos años.
También reconoció la urgente necesidad de implementar medidas efectivas para revertir esta tendencia y garantizar que todos los niños y los jóvenes tengan acceso a una educación de calidad que les brinde oportunidades de desarrollo integral.
Además, aseguró que: “Debemos incentivar la formación en tendencias tecnológicas para responder a las necesidades del mercado laboral”. Así, agregó, lograremos que la educación sea verdaderamente pertinente.
Después de la intervención del alcalde, tomó la palabra José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, quien profundizó en la temática de la pertinencia y el cambio en el ámbito educativo. Mencionó el valor de formar personas que piensen críticamente, actúen éticamente, planteen las preguntas pertinentes y sean más empáticas. Estas habilidades, según él, son fundamentales para enfrentar los desafíos de un mundo en constante evolución.
Asimismo, abordó la necesidad de que las instituciones educativas se adapten a la Quinta Revolución Industrial, ya que estas deben ser conscientes de la realidad y de la dimensión del humanismo de la formación. En medio de esta transición tecnológica, afirmó, no hay que olvidar la esencia humana, sino convertirnos en constructores de esperanza.
«La verdadera pertinencia de la educación será posible el día que logremos que los jóvenes se enamoren de ella», concluyó el rector.
Un impacto que va más allá de las aulas
Tras la intervención de José Manuel Restrepo, fue el turno del exministro de Educación y exrector de EAFIT, Juan Luis Mejía, quien mencionó el profundo impacto que la educación puede tener en la vida de las personas:»El gran reto de la educación es tocar una vida para siempre», expresó.
También reconoció el valor de despertar el deseo de aprender nuevos conocimientos y de fomentar la curiosidad y el amor por aprender en cada individuo. Según él, estas son las semillas que pueden germinar y florecer a lo largo de toda una vida para guiar a las personas en su búsqueda constante de sabiduría y de crecimiento personal.
Isabel Gutiérrez, directora de Estrategia de EAFIT y exalumna del Colegio Marymount, compartió una perspectiva inspiradora sobre el papel que desempeña la educación en la construcción del futuro: el poder transformador que está presente en los recintos escolares.
«Uno tiene en las manos las ciudades del futuro cuando los niños y los jóvenes pasan por las aulas de clase», expresó. Según ella, es importante reflexionar sobre la cultura que estamos construyendo y la necesidad de formar personas capaces de tomar decisiones fundamentales para el desarrollo de la sociedad.
Por su parte, Juliana Restrepo, directora de Contenidos y Apropiación Social del Parque Explora, aseguró que los educadores deben proyectarse hacia el futuro, pues esta visión les permitirá entender las competencias necesarias para enfrentar las dificultades del presente. Sin embargo, afirmó, nos encontramos en una crisis planetaria y este es un hecho que no se puede ignorar en la formación de las próximas generaciones.
La «esperanza realista» fue otro concepto clave que desarrolló Restrepo. No se trata de ignorar los retos y las dificultades, sino de brindarle a las personas la sensación de agencia, así como la confianza de que pueden actuar para cambiar el curso de los acontecimientos y construir un mejor porvenir.
Catalina Cock, presidenta y fundadora de la Fundación Mi Sangre, sostuvo que nos encontramos inmersos en un mundo incierto, ambiguo y complejo, lo cual plantea un gran desafío a la hora de diseñar un modelo adecuado.
¿Para qué educar en este contexto? Según ella, la formación debe tener como objetivo fundamental el florecimiento de las personas, de las sociedades y del planeta en su conjunto. Esto implica desarrollar una conciencia de unidad, así como fortalecer conocimientos, habilidades y valores que promuevan el bienestar integral.
Repensar la educación
El escritor Roberto Palacio inició su participación reflexionando sobre el legado de la época victoriana en la que la misión principal era enseñar operaciones matemáticas, lectura y caligrafía. Sorprendentemente, señaló, los mismos desafíos persisten en la formación contemporánea y esto revela la urgente necesidad de repensar el enfoque pedagógico actual.
También advirtió sobre la necesidad de repensar la educación e identificar lo que realmente nos apasiona y a lo qué debemos acercarnos. Propuso la idea de crear «mapas del pensamiento» o estructuras que permitan generar relaciones entre los diferentes saberes y disciplinas para lograr una comprensión más profunda y holística del conocimiento.
Además, afirmó que no solo hay que proporcionar contenidos, sino también los medios y las estructuras que los estudiantes necesitan para interactuar y relacionarse con el saber de manera significativa.
En cuanto a la dimensión emocional, Palacio instó a ir más allá de establecer centros educativos como espacios emocionales. Reconoció la trascendencia de la emocionalidad en la formación, pero también la necesidad de integrar el pensamiento crítico y la reflexión en este proceso.
Después de estas intervenciones, Catalina Guzman, rectora del Colegio Marymount de Medellín, compartió una perspectiva esclarecedora sobre el papel fundamental de la educación en el contexto actual.
También compartió su visión sobre el valor y la trascendencia de comenzar la formación desde la primera infancia mediante un enfoque que reconozca la intrínseca relación entre la educación, el empleo y la sociedad. Para ella, el aprendizaje debe ser significativo y sensible, pero también debe adaptarse al contexto dinámico que estamos viviendo. Esto implica una formación continua y consciente a lo largo de la vida.
El papel de los educadores
El alcalde, retomó la palabra para reflexionar sobre cómo la educación debe adaptarse a la realidad actual. Indicó, con preocupación, la existencia de una brecha entre lo público y lo privado en el sistema educativo, y subrayó el alcance de entender las potencialidades individuales de cada estudiante para fortalecerlas.
Además, durante su intervención afirmó que la educación debe ser un agente de igualdad y equidad que proporcione entornos protectores y fomente el desarrollo integral de los estudiantes. También sostuvo que es fundamental promover la inclusión y la diversidad dentro de las instituciones educativas. De esta manera, es posible reconocer y valorar las diferencias individuales como un elemento enriquecedor del proceso de aprendizaje.
Juliana Restrepo finalizó está sección recordándole a los asistentes del foro que es esencial promover la creatividad en el ámbito educativo y que los educadores potencien esta habilidad vital en sus estudiantes. Igualmente, afirmó que las nuevas ideas son fundamentales para enfrentar los retos del mundo actual y del futuro.
Para Restrepo, la educación es como el cableado que permite encender el bombillo de las ideas. Explicó que esto requiere un esfuerzo intelectual por parte de los educadores y de los alumnos, pero también la capacidad para enfrentar situaciones retadoras.
Un cierre que invita a pensar en el presente para construir un mejor futuro
Las reflexiones finales de los participantes coincidieron en un punto central: el valor de poner al ser humano en el centro de la enseñanza. Desde distintas perspectivas y experiencias, se ha resaltado la necesidad de no solo transmitir conocimientos, sino de cultivar valores, habilidades socioemocionales y una mentalidad abierta hacia el aprendizaje continuo.
También reforzaron el mensaje de que la formación debe ser vista como una herramienta para entregar futuro y devolver esperanza, especialmente en un mundo caracterizado por la incertidumbre y el cambio constante.
La educación, afirmaron, impacta el ámbito individual pero también tiene repercusiones significativas en diferentes sectores de la sociedad, desde el desarrollo económico hasta la cohesión social y el cuidado del medioambiente.
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